Entrada trasera de pie
Me supo a gloria tragarme toda aquella leche y asimismo mirar los ojos nublados por el placer de R. En ellos flotaba ese lamparón de desamparo y orfandad de quien, recién regresado de ese instante en que la conciencia se deshilacha y nos hacemos puro pálpito, lamenta el que todo haya terminado.
